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17 Más tarde, como sabéis, quiso recibir en herencia la bendición, pero en vano; aunque lo suplicó entre lágrimas, ya no pudo cambiar lo que había hecho.

18 Vosotros no os habéis acercado a una montaña de esta tierra. No habéis tenido que enfrentaros a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta; 19 tampoco al clamor de la trompeta o al sonido de aquellas palabras que, al oírlo, hizo suplicar a los israelitas que no les hablara Dios.

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